El avión con un bello durmiente

¡Estoy en Argentina! Así como lo oyen, o lo leen, estoy en Argentina. Viajé en un avión un miércoles en la tarde, y por estar distraída en el teléfono, tratando de dejar todo ordenado para que no se fuera a caer el mundo, casi me deja mi avión, que hacía escala en Quito. Mientras yo trataba de dejar toda la vida de mis proyectos organizada, hacía fila en un vuelo a Guayaquil. En fin. Casi no podemos aterrizar por los fuertes vientos, y tuve pocas horas para terminar, entre un vuelo y otro, las 14 tareas que me había autoimpuesto, además de almorzar, o relajarme. Cuando salí de mi frenético afán, llegué a la sala de espera del vuelo a Buenos Aires, y allí estaba sentado un hombre bello, argentino, haciendo mala cara, churrísimo. Me senté al otro extremo de la sala, por supuesto, y decidí tratar de resolver otras 500 cosas, como las vacunas de los perros del 2024, el entregable de septiembre del proyecto de Usaid, y así. Hace tantos años no me daba esta licencia de vivir...