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Mostrando entradas de octubre, 2021

Los diferentes tipos de exilio

Creo que hay diferentes tipos de exilio, el exilio político y obligado por condiciones de represión; exilio por convicción, cuando no podemos estar más en un lugar que va en contra de lo que consideramos fundamental en la vida; exilios económicos, cuando no podemos sostener una vida digna, o medianamente cómoda en el lugar donde vivimos; y el autoexilio, que corresponde al hecho de apartarse del mundo y el entorno conocidos por voluntad propia para ir en busca de algo (en busca de la vida misma). Las razones para el autoexilio pueden ser distintas, en mi caso, creo que el autoexilio corresponde a mi necesidad de estar más cerca de mi lugar de trabajo y a las ganas de buscar un estilo de vida más acorde con lo que me mueve en la vida, una vida en el campo, o una vida con más sentido, con menos smog, con más árboles, otro clima, en fin, razones hay miles. Yo busqué el autoexilio desde hace muchos años y he vivido en diferentes lugares del país y una temporada en otro país. Lo he escogido

La niña sin miedo

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La niña sin miedo es una escultura de Kristen Visbal que se instaló en el 2017 "plantándole cara" al emblemático Toro de Wall Street.  A mí me encanta esta figura, me encanta lo que representa y la he apropiado en varios momentos de mi vida. Me gusta ponerla en mi foto de perfil o mis estados, sobre todo cuando siento que estoy de alguna manera afrontando algo que me cuesta, es una manera de decirle al mundo que la pose de la niña la adopto para mi vida. Durante años me he convencido a mi misma que yo puedo con muchas cosas, que soy fuerte, que puedo sola, que soy autosuficiente.  Pero en estos días de profundas reflexiones, mi amiga Anita me hizo notar lo agotada que me tiene el discurso de la valentía. Sí, es cierto, hay que ser valiente, hay que vivir sin miedo, hay que hacerle frente a la vida y las situaciones difíciles para que no nos coman vivos, pero también en algunos momentos vale la pena rendirse y decir, pues nada, heme aquí tristeza, te abrazo, porque no tengo o

Cambiar el curso...

Ayer (sábado) se cumplieron 3 meses de la muerte de mi papá. Gracias a mi terapeuta, a mis amigas y a alguna fuerza interna que aún me mueve, me paré de la cama y decidí darme un lindo día en su honor. Fui al centro, me encontré con un bonito evento cultural, una feria artesanal, un par de amigas, caminé lugares donde nunca había estado, conocí un poco más esta ciudad. De allí decidí salir al centro comercial y me compré 3 cosas: un frasco de colágeno, una pesa electrónica y un libro (Mujeres que corren con los lobos). Me senté en un lugar que me gusta, pedí una cerveza y me puse a leer, pasaron varias horas y la lectura me atrapó. He tenido el libro en mis manos en muchas ocasiones, de hecho, mi Anita me lo regaló en mi primer divorcio hace años y no pude con el libro, pero ayer me atrapó. El colágeno lo compré para la piel y el pelo, la pesa para monitorear los kilos que quiero bajar, y el libro me llegó al alma.  En este momento de la vida me enfrento a una cantidad de pensamiento

Esto también pasará...

Leí alguna vez un cuento en el que se narraba la historia de un rey que quería guardar un mensaje que sirviera para sus momentos de desesperación, entonces un empleado suyo escribe una nota en un papel y se lo entrega para que lo conserve y lo abra en un momento de necesidad de consuelo. En un momento difícil, el rey abre el mensaje y en el papelito decía: "Esto también pasará".  Hace unos días una persona que conozco por el trabajo, pero de quien no esperaba un mensaje, me escribió: "El día bueno pasa y el malo también, querida Karen".  Y eso me animó a pensar hoy: Esto también pasará. Este día no será eterno, esta sensación  no será eterna, esta tristeza no será eterna... la impermanencia de la vida es lo único real, y hay que aprender a vivirla con calma. Así que vive hoy con calma, Karen, porque esto también pasará.