Cambiar el curso...

Ayer (sábado) se cumplieron 3 meses de la muerte de mi papá. Gracias a mi terapeuta, a mis amigas y a alguna fuerza interna que aún me mueve, me paré de la cama y decidí darme un lindo día en su honor. Fui al centro, me encontré con un bonito evento cultural, una feria artesanal, un par de amigas, caminé lugares donde nunca había estado, conocí un poco más esta ciudad. De allí decidí salir al centro comercial y me compré 3 cosas: un frasco de colágeno, una pesa electrónica y un libro (Mujeres que corren con los lobos). Me senté en un lugar que me gusta, pedí una cerveza y me puse a leer, pasaron varias horas y la lectura me atrapó. He tenido el libro en mis manos en muchas ocasiones, de hecho, mi Anita me lo regaló en mi primer divorcio hace años y no pude con el libro, pero ayer me atrapó. El colágeno lo compré para la piel y el pelo, la pesa para monitorear los kilos que quiero bajar, y el libro me llegó al alma. 

En este momento de la vida me enfrento a una cantidad de pensamientos, emociones y sensaciones que me desbordan, algunos días las abrazo, otros días las odio y otros días las puedo observar, ayer tuve que hacer esfuerzos importantes por no morir en el intento, pero tuve un buen día, ese es el balance, tuve un buen día. Hoy llegó otra amiga y me llevó con su familia de paseo todo el día, vimos el terreno que compró para hacerse una casita de campo y nos dimos un rato para soñar. Hoy entiendo que cuando alguien se va de nuestras vidas podemos volver a ver a quienes permanecen, y debo decir que mi manada de amigas ha estado presente, permanece, me acompaña, me está mostrando un camino y han sido el mejor apoyo posible. Siento un profundo agradecimiento por ellas pues cada una a su manera y en sus formas me va mostrando más luces y me hacen compañía. Entiendo, cuando hablo con cada una de ellas, que la fuerza (o la calma) están por dentro, que no hay nada externo suficientemente fuerte como para derrumbarme. Que cada cosa que pasa en la vida es una lección y que esta revisión que me está llevando a verme por dentro hará que salga algo mejor de mí. En un libro muy bello que está en este momento en mis manos leí que no puede haber un loto sin lodo, la vida tiene momentos brillantes y momentos oscuros, y que sin sufrimiento no podemos aprender de la dicha. No conoceríamos la luz sin saber que existe la oscuridad. Así que procuraré hacer con juicio mis ejercicios y mi dieta, porque la barriga no bajará sola, y me abrazare al colágeno en pastillas para que mejore el calibre de mi pelo, y me aferrare a los bellos libros y enseñanzas que han ido llegando en este momento, para dar un paso y que esto cambie para mejorar. Con estos recursos acallaré al ego que me grita discursos trasnochados sobre mi momento presente y me detiene en diálogos internos melodramáticos y mentirosos sobre la vida. Dejaré que el drama de telenovela circule libremente sin seguir permeando mi mente, porque no quiero más este cansancio. Si la lección que nos deja la pandemia es sobre la impermanencia de la vida y sobre la necesidad de conectarnos con el aquí y el ahora, pues que éste y cada momento sean bellos y tranquilos. Oí una vez en una charla de un gurú yoghi que debemos aprender a disfrutar de nuestra propia compañía porque si no somos capaces de estar solos debe ser que somos muy mala compañía, y no debería ser así, deberíamos ser nuestra mejor compañía para divertirnos un fin de semana, pero esta sociedad nos empuja a pensar que, si no estamos en familia y que, si no vivimos a media cuadra de la casa de la mamá y, peor aún, si no tenemos hijos, la vida nuestra debe ser triste y solitaria. Y no es así, hay personas que elegimos otros caminos para nuestras vidas y a veces se vuelven más difíciles cuando intentamos justificarle al mundo la decisión de vivir solo y/o de haberse ido de varias relaciones que ofrecían justamente esa estabilidad que deberíamos necesitar. Siento que me empiezo a repetir en estos escritos, que doy vueltas a los mismos temas, así son los ejercicios terapéuticos pues, creo yo, le damos vueltas a las mismas cosas hasta que podemos dejar de mordernos la cola y saltar a algo diferente, un estado mental diferente, un estado del alma diferente. Y esa es la búsqueda. Si alguien tiene recomendaciones sobre cómo hacerlo bienvenidos sean los tips y recomendaciones, este es el momento de hacer las cosas de una manera diferente. Me he lamido ya bastantes días las heridas y hoy me digo bueno, si me las sigo lamiendo se van a volver a irritar, y para qué. Mi papá se murió, las personas se van de nuestras vidas, las cosas cambian, las situaciones se enredan, y la vida sigue, voy a parar un rato de lamerme las heridas y voy a pensar en otra cosa. Es imposible que no me duela la muerte de mi padre, y también es posible que la vida continúe con la compañía del amor que me dió. 


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