La renuncia a la vida propia por la vida del otro...

La idea del amor puede ser profundamente dañina para nuestras vidas. Crecer viendo novelas tiene un efecto nocivo para la salud mental. La idea del amor romántico nos lleva a pensar que somos de y para otro, que no somos de nosotros mismos y, en el caso de las mujeres, que nos debemos entregar en alma vida y corazón a nuestras parejas. La renuncia a la vida propia, a la autonomía y a la construcción de un proyecto de vida individual, es la condición de una relación de pareja convencional, es decir, en los términos que el machismo ha impuesto a las mujeres. 

Mi Vida en Macondo es un ejercicio de reflexión personal que comencé a raíz de los problemas que tuve en una relación de pareja con una persona de la Costa, oriundo de un lugar de esta geografía donde viví varios años. Al estar con él llegué a pensar que había encontrado la realización, la materialización de la idea del amor que me acompaña desde los 17 años - esa que comencé a construir cuando recorría las playas del Tayrona de la mano de un Costeño hermoso y bronceado, que al dejarme en el apartamento de mi tía se fue a la casa de su novia -. Así de ingenua, así de infantil, ¡así de bruta!. Así, imaginando ideales absurdos, acepté las condiciones que me ofrecía mi gavilán de las sabanas. 

La historia ya la he contado y me confieso que me avergüenza contarla, pero es necesario darle un espacio a esta reflexión, para mi sanación, para mi crecimiento, y ahora, también, para mi entretenimiento. 

No es muy difícil imaginar, por el nombre del post, que esta fue una relación en la que renuncié a mi misma, a mis principios, a lo que creía que eran mis convicciones. Fue gracias también a este episodio de mi vida,  que entendí cómo había transgredido mis límites y cómo me perdí en el intento de tener "amor". La primera lección no es un gran descubrimiento: el amor no se puede tener, el amor se construye y se vive única y exclusivamente dentro de cada uno. Entender esto es difícil y aplicarlo aún más, solo intento, por este medio, compartir mis reflexiones y mi camino de búsqueda para ser y estar mejor, es decir, finalmente tranquila y feliz. Honestamente tranquila y genuinamente feliz.

La construcción de una vida de pareja en el Macondo en el que viví por unos años es una construcción social basada en la idea patriarcal de que la vida de la mujer está definida en función de tener un hombre a quien servir y con quién reproducirse. Tener  un "marido" que llegue a casa cada noche, en las condiciones que sea, pero que llegue y que se pronuncie como el poseedor principal del destino de esa mujer que con tanta abnegación lo espera. La vida en Macondo promueve una idea de la mujer abnegada, entregada y sumisa que no tiene lugar para pensar en ser libre e independiente. Las condiciones sociales y económicas del contexto por supuesto no ayudan, permiten, e incluso empujan a la mujer, a buscar un hombre que le de un sentido de seguridad y estabilidad a la vida, un proveedor que garantice el mínimo vital. Este no es un Blog sobre estudios socio-económicos, y no pretendo acá hacer reflexiones académicas. Es un espacio de reflexión personal que recoge, no solo mis vivencias y percepciones sobre mi vida en este hermoso territorio, sino mis observaciones sobre la vida, más allá de la desastrosa vida de pareja que viví por más de 3 años. 

La renuncia a la vida propia por estar dispuesta a hacer lo que sea por un hombre, por tener un hombre, por no estar sola, no es la historia de una sola mujer en Macondo. Lo grave del asunto es que es la regla general, la norma es la renuncia a la vida propia. Lo más complejo de entender en este caso (el mío) es cómo una mujer educada, independiente, económica y laboralmente estable, con una vida profesional bien encausada, estuvo a punto de perderlo todo por la idea de tener a un hombre a su lado. Viéndolo así, esta es una historia de terror. 



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