Mi lugar de enunciación

Estudiando aprendí que en investigación social es muy importante definir el lugar de enunciación, es decir, el lugar desde el que se abordan y exponen las reflexiones que se presentan a nombre propio. 

El lugar de enunciación, en este caso, parte de un ejercicio de reparación individual, una negociación que decidí establecer conmigo misma para definir las condiciones del contexto en el que se dio una relación de pareja que me llevó al límite de la existencia soportable. Acá, pretendo revisar el contexto en el que viví, las condiciones del lugar, las condiciones de mi propia crianza, mis miedos y mis prejuicios... todo lo que me permita entender por qué llegué a ese lugar indeseable y oscuro: sentirme perdida, desubicada, lastimada y apaleada por las circunstancias. Una situación perfectamente novelesca que le quedaba bien a La Fiera y que yo, por ciega y sordomuda, interpreté como la mejor de las actrices mexicanas o venezolanas. Me permití llegar al límite, un límite que espero nunca volver a cruzar. 

Mi lugar de enunciación es el de hacer una lectura crítica de mi propia vida, burlarme de mi misma y poner en perspectiva lo que me pasó para poder avanzar y tomar mejores decisiones, decisiones funcionales, decisiones en pro de mi felicidad.


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