Cambio de vida

Parte del ejercicio de escritura en este blog es la búsqueda de sanación y crecimiento en mi vida. 

Quiero y necesito un cambio de vida. 

No quiero, de ninguna manera, vivir mi vida sin consciencia plena de mis acciones, mis decisiones y mis pensamientos. No quiero, para mí, una vida llena de pasos en falso y frustraciones. No quiero, y espero estar en el camino correcto, vivir una vida vacía que se traduzca en recibir un salario, pagar cuentas y llenarme de objetos que no necesito. 

Quiero una vida llena de momentos (felices, tristes, alegres, amargos, eso no importa), quiero experiencias, quiero llenar mi día a día de experiencias y aprendizajes. Esto incluye, por supuesto, aprender a soltar y dejar ir muchas nociones de estabilidad y de éxito que hemos aprendido. Quiero cambiar mi vida, y estoy dispuesta a asumir el cambio con todo lo que esto implique. Podría decirse que yo no he tenido una vida muy convencional, y seguramente en comparación con la vida de mis compañeras de colegio esto es evidente, pero en realidad, en medio del hecho de salir de mi zona de confort en ciertos aspectos de mi vida, me doy cuenta que me he ido dirigiendo a la misma meta: estabilidad económica y emocional. Como si no hubiera oído mil veces ese dicho que gritan en las calles, que uno se muere y nada se lleva, esto aplica para casas, carros, ropa, chécheres, y también para las personas que hacen parte de nuestras vidas. 

Estoy por unos días en Bogotá por la cirugía de mi padre, y he podido ver a mi gente, a mi familia y a mis amigos más cercanos, y me siento llena de vida y de amor. Pero sobre todo, llena de gratitud. En este viaje he entendido que hay mucho que agradecer, que cada día que pueda disfrutar a mi familia es un regalo, que así hayamos pasado por peleas y trifulcas que parecían irreparables, los vínculos familiares están vivos y son de un material más maleable que el barro, que se adaptan, se transforman, cambian de colores y de forma, pero no se rompen. Lo mejor de todo es entender que estas personas que amamos no nos pertenecen, y que no es labor mía cambiarlos, mi única misión es disfrutarlos, como son, con lo que tienen, con su luz y su oscuridad, así como ellos me han acompañado a mí en mis momentos brillantes y oscuros. Me doy cuenta, y reconozco, que en la medida que yo siga este camino en la búsqueda de la tranquilidad será cada vez más fácil estar juntos y compartir. 

Así que, en estos días de frío Bogotano, estoy disfrutando a mi gente, y me estoy disfrutando a mí misma. Y esto me ha servido para entender mejor qué quiero para mí y darme ánimo para proporcionarme esa tranquilidad que había buscado por fuera, en cosas, en trabajos y en personas. Así como el amor, la paz y el hogar están adentro, y solo depende de uno mismo cultivarlos. Entiendo, además, que mis decisiones de vida, que implican vivir a muchos kilómetros de distancia de mi familia y muchos de mis amigos, no necesariamente implican que esté sola, porque todos hacen parte de mi vida, y me acompañan cada uno a su manera. Entiendo, y ratifico, que el lugar donde yo decida estar es el correcto, porque no debo decidir estar en el lugar que se me había "asignado" socialmente, mi lugar no está, necesariamente, en la misma ciudad donde está mi familia pues ellos van conmigo a donde vaya. Entiendo que mi hogar está en mi y que, si esos planes que tengo, para ser esa versión de mi misma que muchas veces he imaginado, me pueden proporcionar bienestar, no está mal ir a concretarlos, porque lo puedo hacer sin miedo, porque no me siento sola. 

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