Enrique Langton III

Mi papá se llama Enrique, mi hermano se llama José Enrique, a mi me bautizaron Karen, pero mi mamá hace muchos años me dice Enrique Langton III. Hoy no quiero entrar en el detalle de ese apodo, pues hace parte de las razones de mi disfuncionalidad en las relaciones de pareja, y no quiero hoy centrarme en la connotación negativa de ese apodo, hoy quiero honrar a mi papá. 

Quiero honrar a ese hombre con aspecto de papa noel de propaganda, con ojos profundamente azules, un cuerpo fuerte como un roble, una mente inquieta, inteligente, de juicios agudos y mucho control mental. Lo he visto llorar dos veces: la primera en el entierro de mi abuela hace muchísimos años, la segunda en el entierro de mi tía Fanny, su hermana mayor y el más grande amor de su vida. Mi tía Fanny y mi papá fueron hermanos, socios, complices, amigos y alcahuetas mutuos. Nadie en la vida de mi papá ha sido tan importante para él como lo fue mi tía y ella, una digna matrona caldense, nos dio mucho material para ser templados y recios. Mi papá siempre estaba con ella, fundaron una empresa juntos, la despilfarraron juntos, se quebraron juntos y se recuperaron juntos. Nunca se culparon el uno al otro de nada. Eran un  equipo inteligente, pero malos pa los negocios y, tal vez, muy hedonistas para el mundo del ahorrador y emprendedor que requerían los negocios familiares de los 80. Los quebraron malos negocios y malas jugadas, pero eso nunca, nunca, debilitó su ánimo y su fortaleza. 

A pesar de tener algunas dificultades en varios momentos de la vida, los 3 infartos, el primero a los 40 años recién cumplidos, el último hace apenas 2 años, mi papá se recupera como el ave fenix y renace de las cenizas. Me he dado cuenta que renace de las cenizas despues de que todo se ha quemado y él ha renacido, porque el hombre no suelta mucho, cuenta poco, y resuelve lo que más puede a su manera, con  acciones rápidas, prácticas y siempre, al menos desde la muerte de mi tía Fanny, solo. 

Entonces hoy honro que me digan Enrique Langton III, porque mi papá es un roble, es un árbol recto de madera muy fina, esta vigilando y hace poco ruido, a veces no se siente, pero da mucha sombra. Es como un árbol que no es muy conocido, es único en su especie, es irrepetible e incomparable. Se para firme, mira a los ojos, no dice mucho cuando regaña, pero transmite grandes enseñanzas. Nunca me pegó ni me gritó siendo niña, siempre me dejó ser libre y salir a estar con mis amigos. Siempre ha sido mi aliado y me ha dado libertad. Siento que si me hubiese casado, o si hubiese tenido una vida convencional, él se habría sentido descepcionado. 

Mi papá es el primero en empujarme a dejar todo y empezar de nuevo. Me apoya siempre que quiero cambiar de vida y opina que eso debe hacerse las veces que sea necesario para ser cada vez mejor y estar cada vez más cerca de la felicidad. Cuando me fui a Francia, enamorada y detrás de un novio, sus palabras exactas fueron: -" en un año vas a tener otro novio, en unos meses vas a tener otro trabajo, no importa que no ahorres ahora, vete, viaja, aprende, disfruta, no te amarres a nada ni nadie".  Cuando, siendo la coyuntura política la zona de distención para la negociación con las FARC en La Macarena en el 2 000, le dije que me iba unos meses a un campamento de la Universidad en el Río Duda a hacer un curso de ecología, me dijo: -" ¿Acaso te puedo decir que no? ¡vete!, es lo que quieres hacer". 

Y así ha sido siempre. Cuando me separé de mi primer marido, ese hombre hermoso a quien tanto quiero y admiro todavía, mi papá estuvo de acuerdo con mi decisión, porque quien decidió irse fui yo. Muchas personas juzgaron mi mal juicio y estar perdiendo un hogar perfecto. Pero él no dijo nada. Al día siguiente de avisarle que me iba de esa relación, yo ya había conseguido una casa gracias a una amiga, mi papá llegó al apartamento donde vivía con mi marido y me dio 45 minutos para empacar todo antes que llegara el camion de la mudanza. Cuando se acabaron las cajas, y  a mi se me escurrían los mocos de tanto llorar, le dije que dejaramos así, entonces sacó unas bolsas de basura y me dijo: -"No, así sea en las manos, en bolsas, pero nos llevamos todo hoy, porque la vida sigue." Cuando llegamos a mi nuevo apto sacó una botella de aguardiente, se tomó un trago y me dejó con mis amigas. 

Unos años después, en el segundo divorcio, lo llamé a él para decirle que había decidido, una vez más, dejar la vida tan organizada, segura y estable que tenía con mi marido del momento en ese hogar feliz y perfecto. Como siempre, llegó a mi puerta sin cuestionar, sin poner peros, sin juzgar. Me recogió, me llevó a su casa, y al día siguiente al aeropuerto. Me hizo varios chistes durante la semana y, como él lo dijo, la vida siguió. Cuando le presenté a mi marido Montemariano lo recibió y atendió en su casa a pesar que, después me lo confesó, le parecía tenaz que estuviera con un mujeriego como ese. Pero, sin ningún pero, lo emborrachó y alimentó en su mesa y lo recibió con la mayor calidez, porque respeta mis elecciones. Después se burla, nos tomamos unos tragos y nos reímos de mí, pero me respeta y me apoya siempre.

Mi papá, su esposa, quien también es solidaria conmigo, y su combo de amigos, hedonistas, buena vida, buena gente, charlones y chistosos, hacen muchos viajes. En uno de esos llegaron hasta El Salado a ver en qué condiciones vivía yo. Ese es mi papá. Sale de su zona de confort, de lo que conoce y le parece agradable, para entender mi mundo, mis ideas y  mis varias versiones de vida. Siempre me ha apoyado, nunca me ha juzgado, siempre me ha acompañado y me respeta. Hoy, que lo tengo tan presente en mi cabeza y mi corazón, lo honro, porque de él salen las mejores partes de mi vida, los mejores rasgos de mi historia, y le agradezco en el alma que me haya permitido ser yo desde niña, que me haya acompañado en mis equivocaciones, y que no me haya juzgado nunca por cambiar de vida y de rumbo, porque él, como nadie, entiende que venimos a este mundo a ser felices. Te amo padre mío. 

Comentarios

  1. Me gustó tu relato, muy agradable. Tiene gracia. La vida es una obra de arte hermosa. Siempre hay formas diferentes de disfrutarla. Esperamos que la continúes disfrutando con tu padre. Un abrazo

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  2. Es bonito leer una parte de tu vida en letras. Me hace recordar a mi padre, y compartir contigo algunos de tus sentimientos. Agradecimientos al universo por estos padres que nos ha brindado la vida.

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