Sin Miedo...

Aprender a vivir sin miedo.... esa es la cuestión.

En este momento de la vida me enfrento a la novedad de que mi papá está enfermo. Una enfermedad innombrable, de esas que asustan, y que hacen que toda la vida cambie de perspectiva. Este momento de la vida me hace pensar, sobre todo, en el miedo, en la necesidad de aprender a lidiar con el miedo. 

Desafortunadamente el miedo es una constante en nuestras vidas pues nos enseñan a vivir con el. Miedo al coco, a los extraños, a los hombres, a los "malos hábitos", miedo al sexo, miedo al cuerpo, miedo a la vida y miedo a la muerte. Miedo a ser un fracasado, miedo a ser un descarriado, miedo a ser diferentes, a no encajar, a no ser lo que se espera de nosotros. Y entre esos miles de miedos, honestamente, no sé cómo hemos hecho para hacer vidas funcionales. Lo digo por ustedes, yo, claramente, no he tenido una vida funcional en muchas ocasiones, y en gran parte eso quiere decir que no tengo una vida convencional, al menos no convencional para el entorno en el que crecí y para la vida que me criaron. 

El miedo nos limita y nos corroe el alma. Y yo estoy cansada de vivir con miedo. Miedo a que me dejen los maridos de turno, miedo a que me engañen, a que me mientan, a que me pongan cachos. Miedo a no ser suficiente, a no ser bonita, a no estar en forma. Estoy cansada de vivir con miedo, y hoy, que me enfrento al peor de mis miedos, al que de verdad verdad desde niña me atormenta y me hace pensar en las más oscuras proyecciones, le digo a la vida que no, que estoy cansada de vivir con miedo. 

Me siento en paz con mi papá. Lo amo infinitamente y hemos hecho una relación tan cercana y amorosa, que no pienso acompañar los últimos horas, días o años que me quedan con él en este plano, pensando con miedo en que se va a morir. Y esto cambia todo y me hace sentir animada a dejar el miedo en otros campos de mi vida.

No quiero vivir con miedo de no tener un empleo estable, así que me voy a procurar una vida más generosa y con más alternativas para solventar mis necesidades y mis placeres. No quiero vivir con miedo a que mi relación se acabe, a que no me quieran suficiente, a que me dejen por otra más bonita, flaca o inteligente. Mujeres hermosas habemos por montón, y yo soy una gran mujer también. Seré feliz con mi propia compañía. Y si tenemos la fortuna, Sebastián, o quien sea, de caminar más días juntos, bienvenido cada día. Y que cada día venga sin miedo, honestamente, estoy cansada de vivir con miedo.

No quiero vivir con miedo a que me atraquen, así que no voy a dejar de caminar. No quiero vivir con miedo a que me dejen, así que no voy a dejar de amar. No voy a vivir con miedo a la muerte, así que no voy a dejar de vivir. No voy a vivir con miedo. 

Sin miedo, Karen, sin miedo.

No me han dado miedo las tormentas y los ríos caudalosos, no me dan miedo las serpientes, no me dan miedo la humedad que todo lo corroe, las guerrillas, ni estar incomunicada por meses, y por eso he vivido en la selva. No me han dado miedo las incomodidades, no tener agua o camas cómodas, o no vivir en espacios conocidos y familiares, por eso he podido caminar este país y me siento a gusto en un rancho de paja y en una  cocina de leña. No le he tenido miedo vivir sola y a encargarme de mí, por eso me fui de la casa familiar a los 20 años, con una mochila llena de sueños... sueños que se han cumplido porque no he tenido miedo.

Y ahora, ya más vieja, me va a venir a comer el miedo... no!.. Sin miedo, Karen, sin miedo!

Gracias a no tener miedo vivo en Macondo, y no me han dado miedo tantos demonios que me he cruzado... no vamos a empezar ahora a alimentar esas maricadas, de algo debe servir esta vida en Macondo. Que me sirva para ver que he podido estar acá hace tanto tiempo, y que lo he hecho sin miedo.

Sin miedo, Karen, sin miedo!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mujer incómoda

El día de mi santo

Plenitud