A mis amigas

Esta entrada la escribí pensando en una gran amiga que está pasando por uno de esos momentos complicados en que la vida parece que se va a despedazar, que nada sale bien, que todo se cae a pedazos... todos hemos pasado por algún momento así y, amiga de mi corazón, te lo aseguro, todo va a estar bien, todo se cura. Hace unos días caminamos y hablamos mucho sobre su situación actual, sobre las presiones que hay sobre las mujeres para ser madres, parejas, y ahora además, hiper productivas. Hablamos mucho sobre esta sensación de no tener muy claro si la decisión de ser o no madres es realmente nuestra o si es impuesta. Hablamos también sobre estas parejas que no se comprometen, que no están al lado acompañando como coequiperos, sino que se convierten en motivo de angustia y dolor de estómago. Mientras hablábamos y caminábamos pensaba en esta sensación terrible que tuve hace un tiempo, no una vez, sino varias veces, de sentir que tenía que ser mi mejor versión adaptada a las condiciones de mi pareja de turno para tratar, en vano, de retener el agua con las manos. Cuántas mujeres he visto y he escuchado en estos meses contando historias de abandono, de infidelidad, de indiferencia, de hastío, de miedo en sus relaciones de pareja, me pregunto, ¿en qué momento se nos volvió el amor un tormento?

Tengo una amiga, joven, bella, talentosa, que siente que debe pedir permiso para salir y divertirse porque su deber es estar en su casa con su marido y su hijo. Tengo otra amiga que publica estados en WhatsApp que revelan y delatan su profunda tristeza por una infidelidad y un amor no correspondido, y ella, con sus hijos, que son muchos, se entrega en cuerpo y alma a su trabajo para sacar esa peladera adelante. Tengo otra amiga que no ha podido escapar de la jaula de oro en la que se convirtió su relación de pareja porque la culpa no la deja abrir sus alas. Tengo una amiga que no es capaz de separarse de su pareja porque depende económicamente de él... y estoy segura que cada una de nosotras tiene una lista de amigas que no son felices en sus relaciones de pareja. Y estoy yo, y mis otras amigas que estamos ahora solteras, porque hemos salido huyendo de malos amores. Tengo muchas amigas y no quiero ver a ninguna de ellas sufrir un día más por una mala idea del amor. No es justo. Son hermosas, inteligentes y valientes. Somos una legión de mujeres poderosas y no hay por qué sufrir por amor. 

Hoy, en esta entrada, quiero decirle a mi amiga, a quien dedico estas palabras, que siempre sale el sol, siempre. Que el día bueno pasa y el malo también, que la felicidad está a la vuelta de la esquina y que ese camino oscuro que hoy transita también tiene un final. También quiero decirle que no está sola, que acá estoy pensando en ella, aprendiendo de ella, enviándole luz y amor, que es lo que ella es, luz y amor. No hay que tenerle miedo a las decisiones, es la única manera de encontrar un mejor camino, más propio, más tranquilo. Te quiero libre amiga mía, y me quiero libre contigo. https://www.youtube.com/watch?v=h5ld_60MQgs









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