Karen, la Agrado criolla...


Hace muchos años vi la película "Todo sobre mi madre" de Almodóvar. Cualquier cosa que haga ese director me fascina, pero ésta, así como a su protagonista le pasó con Un tranvía llamado deseo, a mí me ha marcado la vida. Pero no, no ha sido tan trascendental, porque no me se me ha muerto ningún hijo atropellado por un autógrafo de la protagonista, pero sí me encantó el personaje de La Agrado. Ese personaje me ha marcado la vida. Siempre la recuerdo. Hoy en particular me acordé de ella porque me senté a comerme una pizza entera sin pudor alguno y sin disimulo en un elegante restaurante en Cartagena, y no me importaba agradarle a nadie más que a mí. Yo sé que envié un post hace poco, pero lean, eso me ayuda, escribir y que uds lean.

En fin... La Agrado me gusta porque me siento identificada con ella. Hace años, una noche que salí a comer en una de mis primeras citas con  Mauro, mi primer marido, por pretender ser ligth, y diva, como las cineastas con las que se codeaba, pedí en la cena una ensalada y una limonada... mi instinto me decía: "pide un sándwich de pollo y queso y una cerveza", pero yo, terca, pendeja y con ganas de agradar, pedí la pinche ensalada. Fue más penoso el ruido de mi estómago hambriento durante la noche que haber pedido la comida grasosa que realmente deseaba. Pero en el fondo buscaba agradar, acomodar mis instintos a los deseos de los demás. Yo sé que parece que una mujer que no se casa y no tiene hijos no tiene ganas de agradar, pero no se imaginan en cuántos intentos por agradar se me han ido las decisiones más importantes de mi vida. 

La Agrado criolla, así me ví hoy, porque llevo años tratando de agradarle a todo el mundo y eso es una tarea imposible y un desgaste de energía insoportable. Se le va a uno la vida en ello y no se llega a ningún buen puerto. En otra ocasión, con el mismo marido, se me pegaron las rodillas y me quedó una rotula insertada en un ojo por aceptar hacer un paseo con los suegros, un domingo, en el rincón más concurrido del Valle del Combeima, del que casi no salimos, paseando en una tarde horrible en el Volks Wagen familiar. Otra vez, también por agradar, estuve a punto de irme a ver las corralejas de San Pedro, eso habría Sido la tapa, yo, toda una animalista en ese show, pero estuve a punto de aceptar solo porque mi marido montemariano y su familia amaban ese plan y yo quería encajar. Tengo una lista de agradamientos, con todo el mundo, recientemente Anita y Lina me hicieron notar que hasta dejo de dormir en mi cama para que los demás estén cómodos. De dónde vendrá ese delirio de agradar, no lo sé, sólo sé que todo en la vida tiene un límite y es hora de agradarme a mí y aprender a convivir con la idea que ni el chocolate le agrada a todo el mundo... Que está bueno aceptar mi intensidad y otras facetas de mi vida que tal vez saquen corriendo a uno que otro... Pero que sobre todas las cosas, me debo agradar a mí. Hola, soy Karen, esto tengo, esto soy, La Agrado Criolla, la que quiere agradar a toda costa, pero nunca más a costa de sí misma...

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