Voy por cigarrillos...

Hoy estaba pensando que el ghosting es la versión moderna del marido que se va a comprar cigarrillos y nunca vuelve. En esta era de tanta comunicación y de tanta visibilidad en las redes sociales, al menos queda la opción de saber que el otro sigue vivo, y en los peores casos está la posibilidad de enterarse de detalles de la vida cotidiana y amorosa de la persona en cuestión. En esa epoca del abandono sin previo aviso, el ghosting de antaño, se podía al menos darle al personaje el beneficio de la duda de que hubiera podido ser atropelllado por un camión. Ese, en algunas ocasiones, es un deseo que pasa por mi cabeza, que estas personas que no tienen la valentía de salir de la vida de una persona con un diálogo o una explicación, hayan pasado a otro plano aplastados por un camión, para que no quede de ellos ni la sombra, para que no puedan seguir dejando puertas entre abiertas, corazones rotos, ilusiones quebradas y autoestimas cuestionadas. 

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