Not everybody hurts

Hace un tiempo, no tanto, cuando sentía que la vida me había cogido a palo, habría pensado que todo lastima y que a todos nos lastiman, incluso pensaba que la gente me lastimaba. Ahora trato de pensar que hay días de días, y que cada uno lleva su vida como mejor puede. Creo, siento, que por más que alguien se lo proponga, si uno está en su centro, nadie nos puede dañar, los únicos que realmente tenemos ese poder somos nosotros mismos. Hay gente que le coge a uno tirria, y hay gente a la que uno le coge tirria, nunca ha estado en mí desearle mal a nadie, aunque creo que sí he tenido ganas de ver a varios aplastados por un camión, sobre todo a mis exparejas en los momentos de más dolor y drama por las separaciones y los cachos. Y aún así, pienso que nadie nos lastima.

La vida no ha sido fácil desde hace unos años, pero ha sido muy lindo el proceso. Ayer, después de una temporada breve de estar descompuesta y ansiosa, la nube se movió, volvió el cielo azul y como por arte de magia entendí que la vida ha jugado a mi favor. Me pareció, de repente, que el universo alineo a las estrellas y a los planetas y que ningún Mercurio retrogrado se me atravesó en el camino, al contrario, siento que todo lo que ha pasado estos últimos meses ha sido para mi mayor bien y beneficio, estoy en el mejor lugar y en el mejor momento, ahora lo entiendo así. Hoy es así y eso es lo único que importa. Hoy, aquí y ahora, puedo experimentar así mi realidad.

Me puse a reflexionar sobre esto porque hace unos días recibí la visita de una persona muy cercana a mi vida, a quien no veía hace años, con quien no hablaba hace años, y que me buscó porque se siente ahogada en el remolino de la vida. Oyéndola contar su historia, me pareció que está enganchada en que la vida la lastima, que la gente la lastima, que hay un complot universal para que la gente le haga daño y que nada le salga bien. Su proceso de divorcio comenzó hace varios años, por su propia decisión, y lo que ha pasado después de la firma para ella ha sido inaceptable, que su marido tenga otra pareja, que tengan que hacer división de bienes, en fin, las cosas que pasan cuando una se divorcia. A pesar de verla enredada, angustiada y llorando, su discurso hablaba de empoderamiento, de haber soltado, y de estar muy bien. Eso me puso a pensar en los discursos que se ponen de moda y que repetimos a veces como loros sin saber muy bien de qué se tratan. Pensando en eso me puse a releer este blog, quería recordar dónde estaba hace un año, cuál era mi relato, y cómo construía yo mi narrativa. Yo también me eché mis cuentazos varias veces, muchas veces me auto terapié convenciendo a la loca de la casa de que todo estaba bien…. Me di cuenta que había muchísimo dolor, dolor que hoy en día no siento. Me acordé de que hace un año patinaba sin parar en un remolino de dudas, de pensamientos rumiantes y en una necesidad terrible de querer cambiar la realidad. Los textos, además de algo enredados y mal escritos por pedazos, reflejan la confusión profunda de mi alma, que en ese entonces, repito, estaba empecinada en cambiar la realidad. 

Me acordé de un poemita precioso de Mary Oliver que dice: 

LOS USOS DEL DOLOR

(Este poema lo soñé cuando dormía)

Alguien a quien una vez amé me regaló

una caja llena de oscuridad.

Me llevó años comprender

que esto, también, era un regalo.

 Y sí, la oscuridad es un regalo, conocerse es un regalo, atravesar el foso es un regalo. 

No, no todo el mundo lastima. Hasta eso que pensamos que es un castigo, es un regalo. 

 Viendo a mi prima tan sumergida en su dolor, con tantas ganas de que su exmarido sufra igual que ella, y que le pasen las mismas cosas malas que ella sienten que le están pasando a ella, yo solo podía pensar en que está entrando en uno de los mejores procesos de su vida. Sentí, honestamente, una gran tranquilidad de verla revolcarse en el foso, porque confío en el poder sanador del dolor. El dolor tiene múltiples usos, el mejor de ellos es sanar nuestra alma, reconciliarnos con nosotros mismos. 

Hoy, siento que por fin estoy en otro lugar mental y emocional, lista pa lo que traiga la vida, incluida más oscuridad. No todo el mundo nos lastima, las personas que creemos que nos lastiman son solo vehículos que el universo pone a nuestra disposición para crecer, para conocernos. He tenido la oportunidad en estos días de hacer las paces con ellos, ya no tengo ganas de verlos atropellados por un camión en la vía Ciénaga – Santa Marta, tampoco quiero verlos a mi lado, es más, no quiero verlos ni en pintura… pero en serio, me siento en paz con esa parte de mi historia, que ya pasó.

PS: te agradezco por haber introducido en mi vida ciertas canciones de Joaquín Sabina. Escribiendo estas letras vuelvo a oir una de esas canciones, ahora sin dolor, porque ya no las asocio a esa historia, porque tú no eres Sabina, y me quiero permitir disfrutar sus canciones conmigo, por mi.


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