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Mostrando entradas de diciembre, 2023

KLAUDIA

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Hace unos años, en mi vida en Macondo, conocí a una mujer que trabajaba, como yo, en un Programa de conservación del bosque seco tropical. Su oficio, la antropología, su trabajo, conocer, entender y documentar las tradiciones culinarias, los saberes locales para la conservación de semillas, la recuperación de recetas y usos de productos locales, de esos que se han ido perdiendo por los afanes del mercado.  Ella se llama Klaudia, y este es mi humilde reconocimiento público a su labor y al amor que nos entrega a todos los que la conocemos y tenemos la fortuna de cruzarnos con ella en el camino. Incluida la naturaleza.  Klaudia es una mujer de ojos y palabras alegres, con una mirada amorosa y una capacidad de escucha que en pocas personas he encontrado. Gracias a ella descubrimos (nosotros los cachacos que haciamos parte del equipo del proyecto) que había más de 16 variedades de frijoles, más de 8 de ñames, más de 7 de plátanos y jijuemil frutas y verduras que en la vida habíamos probado.

Me estoy curando...

Son varias cosas las que se vienen a mi cabeza, una de ellas es (todavía) el miedo por haber dicho que no a aquel trabajo ideal. Varios amigos han puesto fotos de lo que parece un bonito encuentro del equipo, y eso me ha hecho sentir algo extraña, medio triste, medio "left Behind" ... Pero todo esto responde nuevamente a lo mismo, qué quiero yo, dónde pertenezco, dónde quiero estar.  Ese mismo miedo, de no haber hecho, de no haber dicho, o mejor (peor?) haber hecho o dicho algo que lo habría cambiado todo, lo siento también cuando recuerdo una situación particular de mi última relación de pareja. La cosa pasó así, yo tenía COVID y vivía en Valledupar. Mi pareja del momento se fue a pasar varios días conmigo en sus vacaciones y una tarde invitó a varios de sus amigos a hacer un asado, tal vez la única reunión que hicimos en esa grande y bonita terraza. En fin, él se tomó unos tragos y se quedó dormido, yo, que descansaba en el sofá, quise también dormir un rato y al acercarme

Sobre la nobleza

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Acabo de poner en el Whatsapp una foto de esas que salen en el Instagram, o en el estado de otra persona, un meme de esos que hablan de uno mejor que uno mismo, o que describen el estado de ánimo del momento, o el mensaje oculto que uno quiere mandar a alguien específico, que, casi nunca, es visto por quien se espera. El caso es que acabo de poner un meme de esos en mi estado, que es mi única red social en realidad, y me acaban de mandar el mensaje más bonito y jamás imaginado. Lo mandó uno de esos hallazgos maravillosos del Caribe, de esa vida en Macondo que hoy por hoy llevo con medio cuerpo y toda el alma.  José, un muchacho maravilloso que sabe de café más que nadie en el mundo, y de quien no me canso de aprender, me dijo que yo tenía un corazón noble. Y me llevó a las lágrimas, y después a este post. José, a quien amo y admiro, y no en el sentido romático de la palabra sino en el bonito sentido del amor a un amigo, organizó un par de veces unas visitas a La Sierra para que yo pudi

Reflexiones sobre la muerte, otra vez.

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Hace un par de años por esta epoca escribí una entrada que titulé Las Cuatro fiestas , que jamás compartí y que nadie leyó. No quería, en ese entonces, abrir este blog a la mirada de más personas que Jahel, Anita y Glenda. Confío plenamente en ellas, en su amistad, en su comprensión, y al ser este un ejercicio terapeutico que puede irse a fibras muy íntimas de mi vida, no quería exponerme, por miedo a quedar en evidencia y a un eventual daño....¿daño de qué?, pienso ahora. Me dí cuenta con el tiempo que tengo una red de Amigas, también de amigos, pero sobre todo de amigas, que es sólida, sincera, y me siento muy afortunada por eso. Siento que ninguna de mis amigas podría traicionar mi confianza leyendo estas letras, pero además, cada vez me siento más ajena a los daños externos, porque me doy cuenta que quien se da por la cabeza muy duro, soy yo. El látigo que pega más duro viene siempre de la propia mano, es incríble como podemos ser de implacables con nosotros mismos, cómo podemos d