Ocasionario

Anoche salí a verme con algunos amigos, a un par de ellos no los veo con mucha frecuencia, y, una de ellas, es alguien con quien he tenido algunos desencuentros. Pero la noche, sin pensarlo, fue linda, comimos bien, nos reimos hasta que nos dolió el estómago, y por bobadas, las mismas de hace 26 años. También hablamos de cosas trascendentales, de tragedias, de política, de historia (Stefan, Amada, Ana, entre otros amigos, son historiadores, y siempre le dedican un rato de la noche a ponernos al día en temas que no están al día hace siglos). Es entretenido "parchar" con mis amigos, me hacen reír, me hacen sentir cómoda, me hacen sentir querida. Aprendo de cosas de las que no sé nada, y, algunas veces, arreglamos el mundo en una sentada a conversar. La verdad el evento de anoche ni siquiera fue planeado, pero, como tenemos racionamiento de agua, y hoy nos tocaba el mismo turno por ser vecinos en esta "comarca", la vaina se dió, y fue bonito. 

Amada nos estaba contando del lanzamiento del libro de la vida de alguna señora ilustre, que no me logro acordar quien era. Contaba que el libro se hizo a partir de sus diarios, y que un señor X tuvo a bien organizarlo, hacerle un prólogo y publicarlo. Ana estaba sentada a mi lado y, como escribe tan bonito, es una amiga entrañable, y tiene el don de darle orden y simplificar las palabras, quedó oficialmente delegada por mí para, algún día, ordenar y publicar éstas reflexiones. El libro de las pendejadas mías, diría yo. Ella nombró este espacio como un ocasionario, y ese nombre me sonó. Honestamente yo no creo que esto de para hacer un libro, pero ajá.

Este blog, que comenzó como un ejercicio terapéutico para poder poner la vida en perspectiva cuando vivía en Montes de María, es, efectivamente, un ocasionario. Acá escribo cuando se me amontonan las emociones entre el pecho y la espalda, en la garganta, o en los ojos. Es un ocasionario en el que podrán ver de qué se tratan mis reflexiones más profundas, y eso, a ratos, me hace sentirme muy expuesta. Pero como lo ha dicho Ángela muchas veces, uno debe hacer cosas creativas con su propia historia. Pintar para ponerle colores bonitos a emociones perversas, bailar para hacer amables momentos dolorosos, escribir para ordenar la mente y las emociones. 

"Make your mess a Message" es la enseñanza de Ángela, que traduce muchas de las intenciones de este ocasionario. He tenido más días buenos que malos, sin embargo, cuando uno lidia con ansiedad y otros trastornos parecidos, la lucha nunca se acaba. Todos los días, todos los días, hay que echar mano de las herramientas que uno va aprendiendo para gestionar estos estados. En estos días he hablado de eso con un par de amigas que se han visto lidiando con cosas que pensaban estaban resueltas. Pero no hay que equivocarse, los temas de ansiedad, pánico, depresión, nunca se superan del todo, uno aprende a gestionarlos, a manejarlos con más amabilidad para que no le ganen tanto espacio de la vida. Pero, insisto, no hay que equivocarse, esto es un trabajo constante, como alimentar el cuerpo. Así como uno se nutre o se llena (es una elección individual) con comida todos los días de la vida, la mente y el espíritu hay que nutrirlos y cuidarlos, todos los días de la vida. Con canciones, con amigos, con caminatas, con lecturas, con lo que a cada uno le guste, pero hay que hacerlo. Así, cuando llegan los días difíciles, hay más herramientas de dónde echar mano. La trampa está, creo yo, en caer en el miedo de volver a estar en el foso oscuro, en caer en la angustia de sentir que uno no ha aprendido nada y que va a volver a estar en la inmunda. Cuando vuelven los días malos hay que acordarse que uno ya una vez pudo salir de estados peores. 

Así que nada, mis amades, un día a la vez, una hora a la vez si es necesario. Sin caer en la trampa del miedo y sin olvidarse que esto no es una tarea chuliada, es una tarea de todos los días. Y recordar siempre, que detrás de las nubes, siempre está el cielo azul.

Ésta semana, en Headspace mi aplicación de meditación de cabecera (se las recomiendo mucho, es entretenida y efectiva), me salió un mensaje maravilloso, que describe muchas de las causas de mis ansiedades. La vaina decía: "Está la vida que tenemos y la que creemos que deberíamos tener. Entre más nos aferremos a la última, más difícil será". Es una frase pa´ tener grabada como un tatuaje, o en el espejo del baño, al menos en mi caso. Confieso que me aferro a la vida que creo que debería tener, a la idea de cómo deberían ser las cosas, a lo que debería o no tener, en fin. Es una de las trampas de la mente. Estar en el presente, con todos los sentidos, es parte importante de encontrar más equilibrio. Un día a la vez, un día a la vez. Y, con gratitud por lo que tengo, por dónde estoy y por quien está. Agradeciendo por lo que soy, por lo que tengo y por quien está. 

Este ocasionario, como han visto, ocurre casi siempre los domingos. Hoy, gracias a Silvia, y tal vez también a que vi a mi familia y pasamos un almuerzo en paz, me siento bastante tranquila. Añoro, no lo niego, cosas, personas y situaciones que ya no están o que no se pueden cambiar. Pero hoy, en este momento, estoy más en paz. Lo agradezco. Hoy ha Sido un buen día. Reconozco, y ojalá no sea momentáneo, que hay mucho amor en mi vida, que hay gente que me quiere, así las situaciones no permitan que las historias sean como yo quisiera. Pero entiendo que, aún así, hay gente que me quiere, cada quien a su manera. 


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