32 de diciembre
El 1 de enero no debería existir sin un 32 de diciembre previo. Los preparativos del año nuevo son tan agotadores, y las fiestas tan largas, que el primer día del año no debería tratarse de procurar sobrevivir a un guayabo, una noche en vela, o simplemente al cansancio acumulado de la existencia del año anterior.
Ayer pase un bonito fin de año con mi familia. Cocine varias cosas haciendo uso de mi regalo de navidad y cumpleaños, no sin antes haber trapeado hasta la última esquina de esta casa. Cada cajón, cada papel, cada chiro, ha sido cuidadosamente organizado y aprobado para pasar un año más conmigo. Por alguna razón que aún no comprendo, mi familia y yo (y creo que no somos los únicos) nos dedicamos a dejar la casa impecable antes del 31. Mi mamá me enseñó que el año nuevo no se puede recibir con ropa sin lavar, basura en las canecas, ni una mota de mugre (nada puede estar sucio o fuera de lugar). Llevo una semana revisando cada rincón de mi casa y de mi existencia, seleccionando lo que debe quedarse y lo que debe irse, porque, además, se vive con la promesa que el año entrante uno será mejor persona y todo cambiará si se lo propone en una sola noche, así sin mas. Entonces, en concordancia con esta creencia, Hice 77 listas de deseos asociados a 14 temáticas distintas. Tengo metas laborales, de educación, de viajes, financieras, amorosas y terapéuticas, todas escritas en colores distintos, en un cuaderno en el que he hecho el ejercicio de reflexión en varios espacios con distintos amigos y familiares, y todas para cumplir en un año. Me propuse tantas cosas que he decidido que hoy es 32 de diciembre, porque, para lograr todo lo que debería alcanzar en el 2025, no puedo empezar el año con la sensación de querer dormir interminablemente, y además, con culpa por no estar leyendo el primer libro, o repasando un idioma, o terminando todo lo que he aplazado 12 años (que, se los juro, no ha Sido limpiar). He limpiado tanto por fuera que se me olvida limpiarme adentro de tanta vaina que uno se echa encima.
El 31 es una celebración que me encanta, y al día siguiente siempre me siento cansada. Durante las 12 campanadas me suelo atragantar con 12 uvas mientras corro con una maleta, prendo velas, pido deseos, brindo con champaña, y tengo encima un arsenal de amuletos (además de ropa nueva, joyas de oro, billetes, lentejas, collares chamánicos del Sibundoy)... Y así, aunque cada vez menos. Anoche solo quemamos tres años viejos, brindamos y comimos uvas, pero, eso sí, nos hicimos 77 o más propósitos para el año que comienza mañana... Pero hoy, hoy es 32 de diciembre del año que se irá, así que no hay que alarmarse.
Pido al universo un día de tregua de mi autoexigencia para hacer todo lo que pretendo el año entrante, comenzando mañana, para ser una mujer más bella, más inteligente, más interesante y menos cansada. Tal vez, lo que debería pasar, es que el 2025 sea mi 32 de diciembre por 365 días, y dejar de revisar las 77 listas, con las 77 metas (por mes), y tratar de vivir un día a la vez, como si fuera una estudiante zen que ha aprendido sus lecciones y solo busca ser feliz. Tal vez el 2025 sea el año de dejar de esperar nada de nadie, ni del mundo, ni del universo, y descansar en la fragilidad de mis emociones como vengan, soltarme, llorar, reírme, y vivir un día a la vez. Un día a la vez, como si fuera 32 de diciembre cada día del año.
Un día a la vez, y que solo eso importe.
Tal vez el deseo más grande de mi lista es no pensar en mis listas, ni en mis metas, ni en todo lo que no he hecho, debería hacer o he hecho mal. Tal vez la mejor meta es no pensar en esas metas por un día, y ser feliz con quién soy hoy, así de loca, imperfecta y de casi 47, como soy hoy.
Hoy, 32 de diciembre, me doy permiso de terminar el año y comenzar el otro, mandando al matadero a mi autoexigencia. Es ella o yo... Solo por hoy, mañana ya veremos.
Querida Karen, definitivamente es 32 de diciembre,sucesivamente 33, 34, 35, 36 ........Podríamos despistar a quien lleva las cuentas para cobrarlas. Así lo hago desde 1977. A partir de este 32 sere más riguroso.
ResponderEliminarUn abrazo. Tu vida en Macondo es una maravilla, gracias