Caminando
Hace tres meses estaba un sábado sentada en esta misma silla muy angustiada, muy descontrolada, muy preocupada, muy triste, muy desesperada. Hoy estoy mucho más tranquila y eso se debe a que el tiempo cura muchas cosas, al efecto de la terapia, a los buenos amigos que me acompañan, a la reunión con mi familia, a algunas decisiones que he tomado, y sobre todo, se debe a la aceptación. Sigo triste, la tristeza sigue allí, en el corazón, pero no siento que mi vida se me escapa de las manos. Hoy no, hoy estoy mejor, y eternamente agradecida con la vida, el universo y las circunstancias que me tienen aquí, disponiéndome a salir a caminar. Me encanta caminar, siempre ha sido así, desde niña camino, me muevo, subo y bajo montañas, en una salida de esas conocí a mi amigo Stefan, con quien durante años hemos seguido caminando, subiendo y bajando otras montañas, echando paso en discotecas y casas de amigos, subiendo y bajando por las calles de Bogotá, pero sobre todo caminando la vida, que es lo...