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Mostrando entradas de abril, 2022

Quiero que me elijas...

La idea de ser elegida por una pareja es el origen de buena parte de mis enredos existenciales. Agradezco a todas las fuerzas del Universo porque hasta ahora he podido ir elaborando esta frase que pesaba como un lastre en mis días y mis noches. Agradezco porque, afortunadamente, la vida ha quitado del camino a los señores a quienes se las he dedicado y eso me ha permitido enfrentarme al miedo que iba detrás de esta idea, e ir,poco a poco, transformándolo en una emoción y una fuerza que van a favor de mi mejor versión. Quiero que me elijas era parte de mi repertorio de pensamientos rumiantes y, cuando no pasaba, que fue en varias ocasiones, era parte del repertorio de frases que se recitaba mi desgarrado corazón romántico. He estado muchas veces enamorada, y toda la vida enamorada del amor. Ayer estuve en una linda charla de tres mujeres que han escrito sobre el feminismo, materia en la que me declaro inexperta y que ando explorando últimamente. Una de las conclusiones que sacábamos ell

El instante santo

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En el Curso de Milagros se habla del instante santo. El Curso de Milagros es un entrenamiento mental, más que un ejercicio religioso es un entrenamiento para salir de las alucinaciones de la mente y tener mayor y mejor control sobre nuestros pensamientos. La base de las ideas del curso es que los pensamientos crean la realidad y que la mente está enferma porque no para de producir pensamientos negativos e ideas de amenazas externas, todo esto influenciado por el ego. Lo mismo que dicen los budistas y los taoístas y los yoghis, el trasfondo es exactamente el mismo. El instante santo es un instante de máxima creación, de máximo reconocimiento, de presencia absoluta, de consciencia y apertura totales. El instante santo se consigue cuando no estamos preocupados y ocupados sino simplemente presentes.  Qué difícil es estar presente. Una de las cosas que me cuesta trabajo de vivir en Macondo es la gestión del ruido. En la costa hay mucho ruido, todo el tiempo, a veces muy fuerte, a veces

Hace 8 años

Hoy llegué a Bogotá. Me recibió una ciudad con conato de paro de transporte, bloqueo por las motos, avisos de trancones... Salí del aeropuerto a una 26 vacía, con los hermosos cerros orientales iluminados por esa luz de las 4 de la tarde que embellece todo lo que toca, en esas ocasiones Bogotá se ve de colores brillantes, el verde del pasto es iridiscente. Me sentí profundamente agradecida de haber crecido viendo estas montañas. Me sentí tranquila.  Por una situación compleja que está viviendo una de mis grandes amigas, estoy acompañando a su hija y vine a dormir a su casa. Después de dejar mis "motetes" bajé caminando de mi casa a la Soledad, este barrio donde viví por tantos años y que me trae tan buenos recuerdos. Caminando con ese solecito agradable pensé en mi vida hace 8 años y no con nostalgia, sino con cariño. Hace 8 años tenía yo una pareja muy estable, vivía sobre el Park way, muy bien acomodados, con el perro divino, el apartamento divino, el marido divino... Y yo

Amanda, Xiomara y Enrique

Dedico esta entrada a 3 youtubers: Amanda, una española, Xiomara, una colombiana y Enrique, un mexicano. Llegué a ellos por recomendaciones de YouTube el año pasado cuando andaba desesperada tratando de buscar respuestas. La pregunta que me hacía, que les hacía a mis amigas, a los ángeles y al que se me cruzara por el camino, era una retahíla de elucubraciones sobre los sentimientos de quien era mi pareja en ese entonces, me encontraba buscando la manera de retener el agua del Río Guatapurí entre mis manos, es decir, cuando andaba desesperada tratando de retener a una persona a mi lado, tratando que todo fuera perfecto y rogando a todos los dioses que no dejaran que se fuera de mi lado. Sufrí tanto en esa temporada, tal vez no tanto como cuando intentaba retener a ese marido Montemariano que finalmente hizo un hogar y tiene tres hijos con la persona que me causó más pesadillas que Fredy Kruger. Así de desesperada estaba, así de ansiosa, así de angustiada. La historia se repitió, con al

Hace un año

Hace un año mi papá estaba vivo, yo vivía en Valledupar, tenía por delante un año de retos de trabajo porque aún estábamos abrumados por la pandemia, mi familia no se había enfermado, yo tampoco, y no sabíamos todo lo que venía por delante. Un año después me doy cuenta de cuanto he logrado aprender sobre mí misma. En este año que pasó muchas cosas no han pasado como quería ni como esperaba. Si pudiese devolver el tiempo tal vez pasaría todo exactamente igual, así pudiera pedirle al genio de la lámpara que algunas cosas cambiaran, pero no sería así, porque el genio me devolvería en el tiempo y yo no sería quien soy hoy, porque en ese momento no tenía el nivel de consciencia que tengo ahora, ni tampoco el conocimiento sobre mí misma que hoy comienza a volverse más claro para mí y me ayuda a estar más presente. Seguramente dentro de un año pasará lo mismo, pues esto de estar vivo es ciertamente un camino de aprendizaje.  Hace un año todo habría sido igual porque hace un año yo era otra ve