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Mostrando entradas de junio, 2021

Macondo descolonizado

Cuando paso temporadas en Bogotá me acuerdo de las razones que me llevaron a irme de esta ciudad. Y, cuando paso mucho tiempo en la zona norte de la ciudad, ratifico las razones que me hacen disfrutar de Macondo, y hoy quiero contar algunas de estas razones.  Macondo es el nombre genérico que le he dado en este blog a las diferentes poblaciones del  Caribe donde he vivido y trabajado.  Hoy, caminando de regreso de la clínica donde está hospitalizado mi padre, hice un recorrido que por muchísimos años he caminado sin mucha consciencia, es lo que pasa cuando nos acostumbramos a vivir distraídos. Caminando por esta calle del Norte de Bogotá me sentí tan colonizada por una cultura que valora los carros, la ropa, los muebles y las marcas por encima de la vida misma. Todos los avisos de negocios y locales están en Inglés, de hecho, había un almacén que tenía el precio de unos zapatos en dólares. La gente parquea en el paso de discapacitados, pero en eso si no están colonizados sus cerebros,

Cambio de vida

Parte del ejercicio de escritura en este blog es la búsqueda de sanación y crecimiento en mi vida.  Quiero y necesito un cambio de vida.  No quiero, de ninguna manera, vivir mi vida sin consciencia plena de mis acciones, mis decisiones y mis pensamientos. No quiero, para mí, una vida llena de pasos en falso y frustraciones. No quiero, y espero estar en el camino correcto, vivir una vida vacía que se traduzca en recibir un salario, pagar cuentas y llenarme de objetos que no necesito.  Quiero una vida llena de momentos (felices, tristes, alegres, amargos, eso no importa), quiero experiencias, quiero llenar mi día a día de experiencias y aprendizajes. Esto incluye, por supuesto, aprender a soltar y dejar ir muchas nociones de estabilidad y de éxito que hemos aprendido. Quiero cambiar mi vida, y estoy dispuesta a asumir el cambio con todo lo que esto implique. Podría decirse que yo no he tenido una vida muy convencional, y seguramente en comparación con la vida de mis compañeras de colegio

Historias de terror, Parte 1

Hoy, en mi terapia (que agradezco y me hace tanto bien), recordé un episodio que presencié en uno de los pueblos donde trabajé hace unos años. La historia tiene lugar en algún lugar de Macondo.  Ya había mencionado antes cuanto me impresiona el tema de los embarazos adolescentes, y cómo me aterra el hecho de que las mujeres tengan como principal (y en ocasiones única) alternativa de vida tener marido e hijos, sin importar el orden de los factores. En muchos casos el hijo llega para "retener" o "tener" un marido. Es una suerte de garantía de que alguien se haga cargo de su sostenimiento, el del hijo y el de la madre. Viviendo en estas zonas rurales de Macondo pude conocer muchísimas historias (y no exagero en el  ísimas ) de mujeres muy jóvenes, niñas incluso, que han parido antes de los 14 o 15 años a su primer hijo. El patrón que pude identificar es el siguiente: la niña o adolescente pare un hijo con un hombre con quien tiene una relación sentimental, y la garan

Macondo, ay Macondo

Macondo, así decidí llamar a este blog, Mi vida en Macondo. Tal vez, más que por el lugar del Caribe en el que vivo, es por una condición interna, tal vez Macondo responde más a mi corazón, a mi manera de ver el mundo y entender la vida.  Tal vez Macondo, más que un lugar geográfico, es el lugar desde el que yo veo el mundo. 

Sin Miedo...

Aprender a vivir sin miedo.... esa es la cuestión. En este momento de la vida me enfrento a la novedad de que mi papá está enfermo. Una enfermedad innombrable, de esas que asustan, y que hacen que toda la vida cambie de perspectiva. Este momento de la vida me hace pensar, sobre todo, en el miedo, en la necesidad de aprender a lidiar con el miedo.  Desafortunadamente el miedo es una constante en nuestras vidas pues nos enseñan a vivir con el. Miedo al coco, a los extraños, a los hombres, a los "malos hábitos", miedo al sexo, miedo al cuerpo, miedo a la vida y miedo a la muerte. Miedo a ser un fracasado, miedo a ser un descarriado, miedo a ser diferentes, a no encajar, a no ser lo que se espera de nosotros. Y entre esos miles de miedos, honestamente, no sé cómo hemos hecho para hacer vidas funcionales. Lo digo por ustedes, yo, claramente, no he tenido una vida funcional en muchas ocasiones, y en gran parte eso quiere decir que no tengo una vida convencional, al menos no convenc

Enrique Langton III

Mi papá se llama Enrique, mi hermano se llama José Enrique, a mi me bautizaron Karen, pero mi mamá hace muchos años me dice Enrique Langton III. Hoy no quiero entrar en el detalle de ese apodo, pues hace parte de las razones de mi disfuncionalidad en las relaciones de pareja, y no quiero hoy centrarme en la connotación negativa de ese apodo, hoy quiero honrar a mi papá.  Quiero honrar a ese hombre con aspecto de papa noel de propaganda, con ojos profundamente azules, un cuerpo fuerte como un roble, una mente inquieta, inteligente, de juicios agudos y mucho control mental. Lo he visto llorar dos veces: la primera en el entierro de mi abuela hace muchísimos años, la segunda en el entierro de mi tía Fanny, su hermana mayor y el más grande amor de su vida. Mi tía Fanny y mi papá fueron hermanos, socios, complices, amigos y alcahuetas mutuos. Nadie en la vida de mi papá ha sido tan importante para él como lo fue mi tía y ella, una digna matrona caldense, nos dio mucho material para ser temp

Los hechos: la dejó embarazada

Una de las escenas más terroríficas en mi "historia de amor" montemariana, fue el día que ELLA, la otra, me envío un mensaje que decía lo siguiente: -"Ya sabes que fulano va hacer papá?". Lo escribo tal cual ella lo envió porque, entre otras cosas, la ortografía era tenebrosa en sus mensajes.  Yo no sé qué puede pasar por la cabeza y el corazón de una persona que envía un mensaje así. Ese día sentí que me moría de tristeza, no podía reaccionar, lloraba como una niña chiquita, me sentí totalmente desvalida. Ese mensaje materializó el miedo que sentí, viví y acepté durante los más de 3 años que estuve con el fulano. Ese mensaje materializó todos mis miedos, todo lo que yo no quería ver, lo que me negaba a ver, lo que quería cambiar, lo que no quería aceptar. En este momento lo veo así, pero ese día estaba sumida en el drama más novelero de mi vida. Me convertí en ese momento en la mismísima Topacio. Ese día dejé de ser Karen y me convertí en una versión de mí que no q

La soledad

 Hay días como hoy, festivos, aburridos, grises... afortunadamente estaba muy cansada y dormí mucho, porque hoy es uno de esos días en que la soledad me pesa, me cansa, me aburre, aunque a pesar de eso la disfruto por no tener que estar pendiente de nada ni de nadie. Pero algunos días la soledad abruma, cansa.  Tal vez por eso, por este cansancio, nos aferramos a personas y a ideas del amor equivocadas.  Tal vez es el cansancio de la soledad el que nos empuja a tomar malas decisiones, a escoger personas equivocadas, a aguantar cosas innecesarias.  A veces hacen falta besos, abrazos, a veces solo hace falta eso... no nos los podemos dar nosotros mismos, pero habrá que aprender a encontrar algo que "los reemplace", sobre todo para evitar tomar decisiones equivocadas que comprometan nuevamente la integridad, la dignidad, la confianza propia, y la fe en el mundo.  Hay días de días...

Soltar

No necesito exclusividad.  Acabo de entenderlo.  En este momento, la pareja con la que ando, en una no relación, al menos no una convencional, está con otra persona. Tenemos el acuerdo de contarnos si vamos a estar con otra persona, pero esta vez sólo desapareció por un día y apareció en la noche a contarme que estaba con alguien. No me siento mortificada por eso, no me molesta, honestamente ese no es para mí un problema en este momento. Creo que a estas alturas de mi vida tampoco estoy segura de querer estar acostada todas las noches con la misma persona y no tener momentos de Soledad. No estoy segura de no querer explorar más mi sexualidad con otras personas, de hecho quiero hacerlo. No estoy segura de querer una relación convencional porque me parecen un mal negocio. Tampoco quiero tener una pareja que se pierda, que diga mentiras, que engañe... porque eso duele, eso sí daña, eso sí es maltrato, en una relación así no hay respeto.  Cuando Sebastián (el Tinderazo) planteó este tipo d